LAS OLIVILLAS - Este cortijo que es uno de los edificios más antiguos del pueblo después de la Iglesia, el Ayuntamiento y la Casa Grande, se encuentra en la actualidad rodeado de la nueva extensión de la urbanización de Los Llanos. Por suerte, parece estar fuera de peligro, parece ser que el ayuntamiento abría adquirido el edificio debido a su interés cultural e histórico que tiene para el pueblo, por lo que estaría previsto que lo restaurasen ( guardando su esencia originaria, este edificio cuenta con un suelo hecho a base de piedras de río incrustadas ) y le dieran (o al menos eso espero yo) una finalidad didáctica cultural que albergase espacio para estos fines.
Este edificio parece haber estado compuesto en su origen por las dos casa en las que se divido hoy; esta tendrá una antiguedad que supere el siglo, su característica es la rica decoración en piedra tallada de su fachada y su bello y elaborado portal de piedra, su estructura interior no la conozco, pero es fácil deducir que debe de poseer otra características dignas de admirar. En la actualidad tiene sus propietarios. Es uno edificio digno de conservar.
Esta es otra casa con pasado de Los Villares, recientemente fue rehabilitada, conserva su puerta original, que fue restaurada.
La siguiente casa, ya no se encuentra en pie, parece ser que ha permanecido inhabitada durante décadas, hasta que este año, el techo se ha caído, y será cuestión de tiempo, lo que se tarde en echarla abajo, para dar paso a otra nueva.
En su día, debió de ser una de las más llamativas de la calle El Arroyo.
Palacio del Vizconde de Los Villares (Jaén)-
Esta casa solariega, uno de los más puros ejemplos de construcción renacentista en la zona, destaca por la proporción de sus volúmenes y la galería de arcos de la fachada. Se trata, además, del único edificio de carácter civil coetáneo a la fundación de Los Villares en el siglo XVI.
El palacio se construyó siguiendo los modelos renacentistas rurales castellanos y de la Alta Andalucía, con fachada de piedra y estructura organizada en torno a un patio adintelado. Concebido originariamente como una gran vivienda con dependencias agrícolas, ocupó un solar de gran extensión y presidió uno de los costados de la plaza principal del pueblo. Posteriormente fue reduciendo su espacio y alteró su interior por el remozamiento de la distribución original.
De proporciones cuadrangulares, el edificio presenta dos plantas, un patio y un sótano con bóvedas de piedra. La planta baja conserva elementos de la época de su construcción, sobre todo puertas y ventanas, mientras que la superior alberga los dormitorios, decorados por conchas de yeso como dinteles de entrada. A través de ella se accede a la cámara de la galería alta que corona la fachada y desde cuyo mirador de ocho arcos de medio punto se podían contemplar los espectáculos públicos que se celebraban en la plaza.
La fachada principal de la casa, que en la actualidad se abre a una calle estrecha, presenta gran empaque y un exquisito trabajo de cantería. Sin elementos de talla en sus dinteles, la portada es alta y sobria, con elegantes pilastras toscanas que flanquean el vano adintelado. La cubierta del edificio se basa en un sistema de madera y teja árabe.
Por su parte, el patio principal se halla muy mermado en su tamaño como consecuencia de las modificaciones realizadas en el siglo XX, que afectaron también a las zapatas y otros elementos de madera de gran calidad artística. Del ángulo nordeste parte la escalera que sirve para comunicar las dos plantas, de un solo tramo y cubierta por una cúpula de media naranja decorada con un florón en la clave y con pequeñas cabezas de querubines en yeso en las pechinas.
La casa que corresponde a la imagen de la izquierda, es la casa donde tuvieron lugar los hechos que darían fama a su calle como "el callejón del duende", en ella vivieron villariegos como Don David el Secretario del Ayuntamiento, o Doña Pepa "la mestra".
Debió de ser la famosa casa del duende, donde se produjeron las historias que los villariegos del siglos pasado contaban.
Las siguientes casa forman parte del escaso puñado de edificios de planta y fachada tradicional que se conserva en Los Villares, de fachadas blancas encaladas.
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